
Es una historia de superhéroes, con todo lo que eso conlleva y con la dificultad añadida de buscar el carisma en el estereotipo por usar personajes nuevos, pero también es mucho más que eso, porque supone una divertida y dramática forma de estirar los límites del género, conducida de una forma inteligente en la que lo importante es la historia y no tanto los combates. El buen dibujo del brasileño Carlos Magno no tiene por qué recrearse, aunque lo haga en algunos momentos, en las secuencias más violentas, porque lo importante es la intriga, el misterio, la historia que hay detrás de estos combates a muerte.